El crecimiento sostenido del país sudamericano y del poder adquisitivo de su grueso social ha creado nuevas necesidades; una de las más importantes: la adquisición de vivienda nueva.
Este motivo hace que Colombia ofrezca una situación atractiva para la llegada y la inversión de constructoras españolas, tras el boom inmobiliario vivido en nuestro país.
Asimismo, son las infraestructuras una de las prioridades destacadas por el propio gobierno colombiano para crecer de cara el futuro, si bien ello requiere de una importante inversión pública que hay que realizar con cautela.
Concesionarias, constructoras, promotoras, etc. una gran cantidad de empresas nacionales ya han llegado al país, que pueden ser a su vez importantes socios de otros sectores, como el de la arquitectura o la ingeniería.
No obstante, hay que mantener la calma pese a los buenos augurios y perspectivas. En el caso de la construcción, la oferta de vivienda más cara –dirigida a un segmento social de muy alto poder adquisitivo- ya ha comenzado a saturarse en las principales urbes, como Bogotá.
Acerca de la inversión en infraestructuras, desde el vicepresidente colombiano, Angelino Garzón, a la ministra de Exteriores, María Ángeles Holguín, la ejecutiva colombiana ha afirmado en España su intención de dedicar una importante cantidad de capital a estas obras.
Este objetivo impulsaría el crecimiento de Colombia, siempre que estén dedicadas las nuevas obras al sector de la educación, la sanidad y el transporte, pero la situación actual no es fácil.
La financiación proviene también de la inversión internacional en el país y, siendo responsable, el gobierno debe contar con una cantidad suficiente para resolver posibles problemas económicos si una caída en fuertes mercados, como EEUU o China, se produjera.
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