Un buen día para la diplomacia española

“Buen día para Colombia y la diplomacia. Gracias España y Parlamento Europeo. Solo faltan procedimientos técnicos para eliminación de visa”.
Esta es la forma en que, en apenas 140 caracteres, el presidente colombiano Juan Manuel Santos ha expresado en Twitter.

España ha vuelto a poner a América Latina en la agenda europea y ha forzado un necesario cambio en la forma en que Europa mira en general a América Latina. Es lo que debe hacer.

Una misión principal del entramado institucional europeo es garantizar las bases para una Unión cada vez más estrecha entre los pueblos de Europa y asegurar, así, la toma de decisiones de la forma más próxima a los ciudadanos. Esta iniciativa del Presidente del Gobierno en favor de Colombia y Perú ha demostrado que la “unión cada vez más estrecha” no debe limitarse sólo a las naciones europeas. Por el contrario, debe ser la filosofía que lidere la relación de Europa con otras regiones, incluida América Latina.

Y de nuevo, los ciudadanos deben ser el elemento que concentre todos los esfuerzos de la diplomacia y de los gobiernos. Esta iniciativa ha tenido también el mérito de beneficiar directamente a los ciudadanos de estos países. De ahí la euforia y el impacto mediático.

Tras este éxito rotundo, el reto de cara al futuro es seguir trabajando para estrechar las sinergias creadas con América Latina, región que ha ocupado siempre un lugar prioritario en la política exterior española, aunque se ha caído a veces en la retórica fácil, carente de hechos concretos. 

La diplomacia española liderada por el Presidente del Gobierno ha mostrado el camino y ha apostado esta vez por el liderazgo diplomático. Y en el tablero internacional, quien lidera, gana.

“Buen día para Colombia y la diplomacia. Gracias España y Parlamento Europeo. Solo faltan procedimientos técnicos para eliminación de visa”.
Esta es la forma en que, en apenas 140 caracteres, el presidente colombiano Juan Manuel Santos ha expresado en Twitter su alegría por la aprobación de una medida que marca un antes y un después en las relaciones entre Colombia y la Unión Europea.

Además del agradecimiento expresado en su cuenta de Twitter, el Presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, hizo una declaración a los medios de comunicación para reiterar su satisfacción y enfatizar su agradecimiento especial a Mariano Rajoy, por su liderazgo, por haber lanzado una “cruzada” en Europa para quitar esa “antipática visa” a los colombianos. También había publicado un precioso artículo en El País, “Para volver a volver”, en su última visita a España, el 22 de enero: “¡Gracias! Gracias España por ayudarnos a abrir las puertas que nunca debieron cerrarse. […] Se lo agradecemos y estamos seguros de que juntos vamos a hacer grandes cosas”.

En su editorial “Triunfa la diplomacia: Exitosa política de Rajoy”, el diario de los círculos de poder de Bogotá, El Nuevo Siglo, celebraba lo que calificaba de “acontecimiento” y consideraba “de los más importantes de la diplomacia bilateral con España desde cuando reanudamos relaciones diplomáticas con la madre patria durante el gobierno de Rafael Núñez en 1881 y del rey Alfonso XII en España”.

Mariano Rajoy se ha convertido en el presidente extranjero más mencionado y más valorado en los medios colombianos y peruanos, en los círculos políticos y, quizás lo más significativo, en una ciudadanía normalmente apática con la política.

¿Qué ha tenido tanto impacto? La razón de esta emoción es la confirmación por el pleno del Parlamento Europeo, con 523 votos a favor y 41 en contra, que pronto supondrá la eliminación del visado Schengen para los ciudadanos colombianos y peruanos.

Lo que ha conseguido el Presidente del Gobierno es lo que más deseaban los colombianos y peruanos: el final de los estereotipos, del estigma, de la mala imagen. Rajoy ha logrado lo que defendía el gran héroe liberal colombiano, el Kennedy de América Latina (aunque Pablo Escobar no le dejara llegar a la presidencia), Luis Carlos Galán, en 1989: cambiar la “conciencia del pueblo colombiano […] para adquirir dignidad, para adquirir plena conciencia de sus derechos, […] para que no le vuelva a dar vergüenza a ningún colombiano al presentar el pasaporte de su patria”.

Rajoy le ha dado a Colombia y a Perú una nueva imagen en Europa, desplegando la red diplomática española para explicar con convicción y visión su nueva realidad: no son un problema migratorio y de seguridad sino una gran oportunidad. De hecho, un estudio independiente acaba de confirmar que Colombia ya es la tercera economía de América Latina. Con Perú, México y Chile conforma la pujante Alianza del Pacífico, por la que estamos apostando con acierto y visión porque es lo más parecido a la integración europea que se ha hecho nunca en América Latina.

Rajoy y su equipo apostaron por un necesario ejercicio de liderazgo de España en Europa en temas latinoamericanos. Era arriesgado. Sólo unos pocos pensaban que podía prosperar una iniciativa tan difícil. Pero el liderazgo es de aquellos que no se limitan al éxito asegurado y que creen sin complejos en la fuerza de sus argumentos.

Recordemos la gran receta de Albert Coppé, uno de los padres fundadores de la Unión Europea: en la aventura de la integración, sólo los visionarios son realistas.

España diseñó una estrategia ganadora que puso a la Unión Europea frente a sus propias contradicciones: desde que entró en vigor su Acuerdo Comercial Multipartes con Colombia y Perú, el 1 de agosto de 2013, se estaba discriminando a estos dos países, los únicos de América Latina con exigencia de visado a pesar de haber abierto sus mercados y de consagrar la seguridad jurídica. Sin embargo, ya se había llegado a un acuerdo para eximir de visado a los Emiratos Árabes Unidos, sin tratado de libre comercio con la UE ni los mismos estándares democráticos.

Estamos ante un gran éxito de la diplomacia española. En sólo dos meses y medio, España pasó de un solo apoyo en el Consejo de la UE, a lograr el consenso a pesar de la oposición frontal de los dos grandes poderes fácticos: Alemania y la Comisión Europea.

Se trata de un gran avance, especialmente si se tiene en cuenta que estos países generan cada vez más inversión y turismo fuera de sus fronteras, lo que contribuye a nuestra recuperación económica y a la creación de empleo.
Madrid, 11 marzo 2014 
Por JOSÉ ANTONIO LLORENTE
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