De 2363 solicitudes que llegaron a la Superintendencia de Industria y Comercio (Oficina de Patentes y Marcas) en el 2014, solo 271 eran de colombianos. El Gobierno tiene la meta de cuadruplicar el número en cuatro años.
En Estados Unidos se solicitan al año 700 patentes por cada millón de habitantes, que buscan proteger la propiedad intelectual sobre inventos. En Japón son 600, mientras que en España alcanzan las 60. Suramérica aparece visiblemente rezagada, llevando Chile la delantera, con alrededor de 21 trámites por cada millón de habitantes.
Por otra parte, en Colombia, apenas se presentan entre 5 y 6 solicitudes por cada millón de habitantes, de acuerdo con cifras de la delegación de Propiedad Industrial de la Superintendencia de Industria y Comercio.
Pero la brecha es más evidente si se tiene en cuenta que el 88 por ciento corresponde a extranjeros –principalmente farmacéuticas, otras empresas dedicadas a la ingeniería química y a productos biológicos–. En el pasado eran hasta el 93 por ciento: de un promedio de 1900 solicitudes, apenas unas 140 eran de colombianos (si acaso el 8 por ciento).
El superintendente delegado para la Propiedad Industrial, José Luis Londoño, destaca aun así que en los últimos cuatro años se ha dado un avance importante, pues el promedio de solicitudes antes estaba por debajo de 3.
El consolidado del 2014 da cuenta de que a la Súperintendencia llegaron 2363 solicitudes de patentes y solo 271 eran de colombianos.
Dichos datos son importantes si se tiene en cuenta que, según la Superindustria, una invención genera un crecimiento del producto interno bruto (PIB) de entre 0,25 y 0,44 por ciento.
Debido a eso, el Gobierno se formuló la meta de cuadruplicar el número de solicitudes para patentes de nacionales en el siguiente cuatrienio, hasta llegar a las 1.000, y de esta manera alcanzar o superar a Chile, que es el referente regional.
La estrategia tiene varias aristas.
Por una parte, el reto de la Superindustria es mantener el promedio de tiempo para resolver solicitudes –que actualmente es de 2,5 años, uno de los más cortos en el contexto mundial– con la ‘avalancha’ que se espera.
Sin embargo, es claro que no basta con eso para aumentar la innovación, sino que se requiere generar conocimiento nuevo de alto impacto y “que haya más empresas innovadores que saquen productos de manera permanente”, según le dijo en diciembre a un medio de comunicación la directora de Colciencias, Yaneth Giha. Lo cierto es que hoy día solo el 1 por ciento de las empresas colombianas tienen la innovación en su ADN.
La estrategia de este Departamento Administrativo de Ciencia, Tecnología e Innovación para lograr que Colombia sea uno de los tres países más innovadores de Latinoamérica en el 2025 (hoy es séptimo) es estrechar en los lazos con las universidades, donde se hacen el 80 por ciento de las investigaciones, los centros de investigación y desarrollo tecnológico, lo mismo que con las empresas. Una meta es trabajar con 2.000 empresas que tendrán el apadrinamiento de otra firma con experiencia en este campo. La otra, crear a partir de esa ‘sociedad’ 50 empresas de base tecnológica de buen tamaño.
INNOVADORES TENDRÁN ATENCIÓN EN LAS PROPIAS REGIONES
La Superindustria buscará consolidar la oficina de propiedad intelectual en Bogotá, a la vez que continúa su regionalización con los Centros de Apoyo a la Tecnología y la Innovación (CATI), donde, igual que en la sede central, los inventores reciben asesoría sobre la forma de hacer la solicitud de patentes, el uso del sistema de propiedad industrial, la toma de decisiones estratégicas en el desarrollo de su proyecto y sobre la forma de consultar en bases de datos mundiales el estado de la tecnología en su respectivo campo.
Ya existen en el centro Biopacífico de Palmira, en Bioinnova (Quibdó) y en la Cámara de Comercio de Neiva, y en el 2015 inaugurarán cinco más en regiones estratégicas para la innovación, como el Caribe, Eje Cafetero y oriente.
Otro propósito es articular el sistema de patentes al nuevo Plan Nacional de Desarrollo. “Esto es ver, por ejemplo, cómo utilizar la propiedad industrial en la educación. Corea es un buen caso a tener en cuenta, pues uno de los factores de generación de tecnología fue empezar a incentivar la invención entre los alumnos a temprana edad”, explicó el delegado para la Propiedad Industrial.
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