Rafael Dezcallar de Mazarredo es el cónsul General de España en Bogotá. Diplomático de carrera, ha ejercido su profesión por décadas en cargos como el de embajador de su país en Alemania y en Addis Abeba. Ha sido también subdirector General de Naciones Unidas. Dezcallar también cultiva con esmero la literatura. Su novela Seda negra es una metáfora de los oleoductos.
¿Cómo va el proceso de entrega de visas para colombianos en el Consulado español?
Antes era muy demorado, pero quiero insistir en algo: las filas de antes ya no existen, la gente piensa que conseguir una visa es muy molesto por las largas filas, pues ya no, hemos establecido un sistema de turnos por internet. La gente va cuando le toca, sin filas. Hace unos años las visas podían tardar semanas e incluso un mes. Y ahora estamos dándolas en dos días, o máximo 4 o 5 días en temporada alta. De todas formas, es un plazo muy corto. Un tercer elemento es que la tasa de rechazo está por debajo del 4 %. Es algo que debería hacer pensar que conseguir una visa no es difícil. Quiero que se le quite el miedo al proceso de tramitación, porque es fácil, y el 96 % de los casos son positivos.
¿Cuántas visas se han expedido este año para colombianos?
(España) es el país europeo que más expide visas en Colombia, en el 2012 la cifra fue de 59.000, en el 2013 fue de 71.000, hubo un aumento de 31 %. Fue en ese año cuando se cambiaron los procedimientos. Este año no tengo las cifras porque no hemos terminado, pero a 31 de octubre íbamos en 69 mil visas. Seguramente habrá un aumento.
¿Esas visas incluyen todo? De turismo, de residencia…
Sí. Una de las razones por las que España ha propuesto la eliminación de la visa a Europa es que no hay mucha gente que se quede. Es un número relativamente limitado. La gran mayoría de visas que se dan son de turismo.
Ese boom de inmigración colombiana a España acabó. ¿Es a la inversa ahora?
¿Qué pasa cuando España pasa por un periodo de prosperidad que coincide con un periodo de crisis en Colombia? Pues la gente se va hacia allá. Ahora se vienen los españoles para acá. Así debe ser y es una cosa bonita, que responde a una realidad, somos parte de una comunidad de costumbres, idioma, cultura muy parecida. En el caso de España hubo el problema económico de la burbuja inmobiliaria. Se construyeron viviendas excesivamente. Es la situación que tenemos ahora y es un problema muy serio. En 10 años España integró en su mercado de trabajo unas cinco millones de personas, una cifra exorbitante para una economía para el tamaño de la española. Y bueno, cuando se cometen errores, se paga el precio.
¿En este momento cómo van las cosas en su país?
El Gobierno ha introducido una serie de reformas para intentar superar esta situación y España en este momento tiene una serie de cifras macroeconómicas que son muy positivas si se exceptúa el problema del desempleo, que baja, aunque sigue siendo alto. Las cifras de exportación son muy buenas. Calculamos que para el final del 2015 los colombianos no tengan necesidad de la visa para ir a España.
¿La comunidad colombiana se está quedando o viniendo de España?
Se está quedando en su gran mayoría. Es una colonia importante, alrededor de unas 400 mil personas. Han echado raíces. Si allí se encuentran bien, pues se quedan y seguro piensan que las cosas podrán mejorar en la economía. Además, son gente con reputación positiva, gente trabajadora. Pero hay algo importante, la eliminación de la visa no significa la eliminación de los controles.
Usted también es escritor. ¿Cómo ve el mundo de las letras colombianas?
Me encanta, la verdad. Siempre ha sido interesante y por supuesto, dio un salto cualitativo con Gabo. Pero antes, ya tenían a Mutis, que es un gran escritor. Ahora tienen jóvenes como Juan Gabriel Vásquez. Es una literatura viva, fuerte, y además se habla y se escribe muy bien. Si el idioma es de todos, ustedes son de los que mejor lo tratan. Me siento afortunado de pertenecer a una comunidad de 500 millones de personas que compartimos, aparte del idioma, muchas más cosas. En un mundo complicado, saber que uno como español se queda desempleado y puede venir a Colombia a buscar empleo, es positivo. No estamos solos.
¿Por dónde entra usted a la literatura colombiana?
Por García Márquez, leyendo Cien años de soledad. Tenía 14 años cuando se publicó en 1969. Es una obra mayúscula, por supuesto.
¿Cómo ve la iniciativa de la Real Academia Española de volver el Quijote más sencillo para que lo entiendan los niños?
Cualquier intento de acercar el Quijote a la gente, es bueno, yo acabo de releerlo otra vez y es una maravilla, único. Es tan humano, tan cercano, y además muy divertido. Su éxito fue precisamente ese, que la gente lo leía y se partía de la risa.
¿En qué género califica su novela Seda negra?
Yo escribo cuando puedo, por mi trabajo. Y escribir para mí es una búsqueda de formas de expresión. Mi primer libro fue un ensayo sobre temas internacionales, sobre por qué Europa es tan rica. Fue débil y ahora es muy fuerte. Mi segundo libro fue un ensayo sobre mis viajes. Mi tercer libro, esta novela (Seda negra). Mi cuarto libro, un libro de cuentos para niños (será publicado en enero próximo).
¿Qué es la seda negra en su libro?
Una metáfora sobre la ruta de la seda… cuando vivía en esos países recorría la ruta de la seda y me encontré con los oleoductos, que son la nueva ruta de la seda negra. Los oleoductos son la seda negra.
Usted toca en su novela el tema del petróleo. ¿Cuál es la importancia del petróleo en la reorganización del mundo?
En el siglo XX fue muy importante. Algunas de las mejores mentes de este siglo se dedican a pensar cómo debe ser un mundo sin petróleo. Es un combustible fósil con capacidad limitada.
Cónsul, ¿su actividad de diplomático por el mundo disparó al escritor o el escritor venía de antes?
El escritor está cuando uno tiene una historia que contar. En mi caso, como diplomático, la historia tiene que ver con los países que he conocido. Creo que lo interesante de este libro es que en español se escribe poco sobre intriga y espionaje, cosa que en inglés es más común, como hace John le Carré. Sin llegar a compararme a él, por supuesto.
Director de EL MERIDIANO de Córdoba, William Enrique Salleg Taboada.