La otra tarde terminé en la Biblioteca Nacional de Madrid escuchando el conversatorio sobre Periodismo y Cultura entre el escritor colombiano Andrés Hoyos y su colega español Borja Casani. La opinión de estos dos autores, quienes se han desenvuelto durante décadas en el mundo de la promoción cultural, sirvió para reflexionar sobre el estado actual del sector en los dos países, especialmente en la España de la actual crisis económica.
Uno de los temas que se trató en el evento fue la crisis del sector cultural. En España, ante la recesión que se desató en el 2008, esto ha quedado más que evidente. Desde el 2011 la Secretaría de Estado de Cultura ha reducido en un 50% los presupuestos destinados a la financiación de proyectos, lo que ha generado que miles de intelectuales, escritores, bohemios, pintores, actores y periodistas, entre otros, hayan tenido que limitar e incluso anular sus aspiraciones profesionales. La propia SGAE (Sociedad General de Autores y Editores), en un informe presentado el pasado marzo alertaba sobre “los números rojos” que se revelan en indicadores como el público, las ventas, la facturación y los empleos derivados.
Estas cifras no sólo ponen de manifiesto una ruptura en el mercado cultural interno —sobre todo después de casi una década de bonanza—, sino que además han permitido una relativa equiparación con los productos provenientes de Latinoamérica y, en este caso, de Colombia, donde nunca ha sido rentable y por lo visto, nunca lo será, el mundo de las artes. Si no, veamos los ejemplos clásicos de artistas como Gabriel García Márquez y Fernando Botero, que representaron a una generación que ha hecho hito en el extranjero antes que en su propia nación. ¿Por qué? Porque los colombianos estamos acostumbrados a no recibir ningún tipo de subvenciones por parte del Estado, obligando a los artistas a emigrar para dar a conocer su trabajo. Pero como siempre, cuando hay un reconocimiento de por medio, el país se adjudica el triunfo como propio. Desafortunadamente, este es un panorama que en últimos años está floreciendo, lo que ha generado “que Colombia esté en igual de condiciones con España”, según la opinión de Hoyos.
Sin embargo, se trata de una competencia “inequitativa” porque España sigue a la cabeza en temas de cultura en comparación con Latinoamérica, o quizás no se trate de mayor cantidad de productos culturales, sino que desde un principio se preocupó por cuidar y dar a conocer su patrimonio, ya que formaba parte del atractivo que los turistas demandaban y aún demandan.
Aunque, el Estado y la sociedad en general están más interesados en promocionar al país en el exterior e interior, que en construir una gran infraestructura donde almacenar toda esa cultura que tiene el país, dando una imagen de “cultura mediocre”. Una situación que España ya ha resuelto, pero que se ha estancado con la situación de crisis, en vez de evolucionar en el sector como lo han hecho, por ejemplo, los países del Norte de Europa.
Por Marie Jasbleydy Prieto el 16 de abril de 2014