Los israelíes son geniales haciendo amigos. El Ministerio de Exteriores convocó al embajador turco para expresarle su protesta por unas declaraciones de Erdogan y por una serie televisiva en la que soldados israelíes aparecen reflejados como asesinos de niños. Bueno, hasta ahí todo normal. Para eso están los embajadores. Pero el ministro, el ultra Lieberman, decidió que no era suficiente. Había que ridiculizar al diplomático.
Primer detalle infantil. Colocaron al embajador en un sofá más bajo que las sillas en las que estaban sus interlocutores, entre ellos el viceministro de Exteriores, Danni Ayalón. Habían convocado a fotógrafos, algo que no esperaba el turco, y para que no hubiera duda…
A photo-op was held at the start of the meeting, during which Ayalon told the photographers in Hebrew: “Pay attention that he is sitting in a lower chair and we are in the higher ones, that there is only an Israeli flag on the table and that we are not smiling.”
Y no estamos sonriendo. Somos unos tipos duros mirando muy serios a un señor muy pequeñito.
En la carrera por mostrarse más duros, los turcos amenazan con responder en la misma línea. En el momento en que se habla de dignidad nacional, las posibilidades de perder la cabeza siempre aumentan de forma exponencial.
Las relaciones con Turquía, que, por muchos altibajos que estén pasando ahora, son muy importantes para Israel, sufrirán un grave deterioro.
Guerra Eterna. Íñigo Sáenz de Ugarte.