Google crea el dominio Google.ps
Cuando Israel atacó la franja de Gaza el pasado diciembre, matando a más de 1.400 personas –la enorme mayoría, civiles- , el pequeño Ahmed me explicaba la guerra desde su ordenador portátil.
“Mira, acaban de atacar de nuevo aquí”, explicaba señalando la localidad fronteriza de Beit Hanun, especialmente castigada por la operación bélica. “Ahí es donde vive mi familia”, decía, “y es una ciudad que no puede defenderse. Y aquí están los israelíes, disparando su artillería”, proseguía deslizando un centímetro su dedo por la pantalla hasta llegar al territorio identificado como Israel.
La escena sucedió en Lárnaca (Chipre), donde Ahmed aprendía a vivir sin piernas y esta periodista, como otra veintena de personas, trataba de entrar por mar en una Gaza cerrada herméticamente por el Ejército agresor y vetada para médicos, informadores y humanitarios.
En las eternas esperas, el pequeño palestino, de 12 años, gustaba de acompañarnos y explicarnos cómo un bombardeo aéreo israelí le había arrancado las extremidades inferiores a la altura de la ingle –Tel Aviv lo llamó “ataque selectivo”-, cómo se estaba recuperando y cómo, una vez que aprendiese andar con las prótesis que le estaba costeando una ONG, volvería a Beit Hanun convertido en médico para ayudar a los suyos.
Pero lo que más le gustaba a Ahmed era explicarnos la guerra que Al Yazeera contaba minuto a minuto en las pantallas que nunca apagábamos del hotel. Cuando la penúltima matanza arrancaba exclamaciones de horror, Ahmed desplazaba su silla de ruedas hasta el enchufe más cercano para abrir el ordenador y conectarse a GoogleEarth.
Gracias a esta poderosa herramienta vía satélite, el pequeño se acercaba con una nitidez inquietante a su ciudad natal, como si tratase de vislumbrar a su madre y hermanas, atrapadas como un millón y medio de civiles por la contienda.
Entonces volví a pensar en la importancia de la tecnología para los bandos más desfavorecidos de los conflictos, como terminarían reparando muchas de los útiles informáticos más comunes en Occidente.
Google acaba de anunciar un nuevo dominio, google.ps, exclusivamente destinado a los habitantes de los territorios ocupados palestinos y a todos aquéllos interesados en lo que ocurre en los mismos.
El recurso está disponible en dos idiomas, árabe e inglés, para facilitar el tráfico de usuarios extranjeros que deseen acceder a contenido local.
Google.ps no es una novedad en Oriente Próximo. En primer lugar, el gigante de las búsquedas en la red ya tenía ediciones locales en Jordania, Emiratos y Arabia Saudí, entre otros países (en total tiene más de 160 ediciones en el mundo). Además, el movimiento islámico Hamas ya había lanzado un servicio de búsqueda con pretensiones en noviembre de 2008 que pretendía hacer de edición local de Google –para “hacer frente a la guerra mediática israelí”, adujeron- pero que apenas duró.
Google, obviamente, la retiró del servicio por apropiarse de su nombre y estética.
La verdadera novedad de la nueva edición de google es, más allá de su utilidad, la simbología que tiene para el pueblo palestino figurar con nombre propio en un servicio internacional. No resulta nada frecuente el lanzamiento de una edición especial para un pueblo sin Estado y con sus territorios ocupados o en disputa.
Muchos palestinos –muy aficionados sobre todo en Gaza a Internet, una ventana hacia el mundo libre desde la prisión que supone la franja- sentirán que sí tienen un lugar y una identidad gracias a un gesto tan simple como el de Google.
El Mundo, Sección Internacional.
17 de agosto de 2009