El año 2015 promete ser de gran en interés en América Latina. De entre todos los temas a tener en cuenta he priorizado siete, que son los siguientes:
1) La coyuntura económica y sus repercusiones políticas: cerrado el ciclo de crecimiento continuo del precio de las commodities, y en medio de un entorno internacional poco favorable, habrá que seguir muy de cerca la evolución de los distintos países latinoamericanos.
Si bien no estamos en la época de la “lotería de mercancías”, como definió Carlos Díaz Alejandro la dramática situación regional tras la crisis de 1930, el comportamiento de cada país seguirá su propio rumbo. Y éste dependerá no sólo de la naturaleza de los bienes exportados, y hoy los países productores de hidrocarburos la están pasando muy mal, sino también de la calidad de las políticas públicas, especialmente económicas, de los últimos cinco/diez años.
Los menores ingresos fiscales afectarán la labor de los gobiernos peor gestionados y esto repercutirá negativamente en el plano de la política. No sólo porque algunas de las expectativas de las clases medias emergentes no podrán seguir siendo satisfechas, sino también porque el apoyo electoral de los partidos en el poder comenzará a ser amenazado, como ya se ha visto en algunos elecciones de 2014.
2) Las relaciones Cuba – EEUU: tras el anuncio del restablecimiento de las relaciones entre los dos países quedan todavía por despejar numerosas incógnitas, muchas de las cuales podrán tener respuesta a lo largo de 2015. ¿Participará la sociedad civil cubana en la Cumbre de las Américas? ¿Volverá Cuba a la OEA? ¿Será capaz Raúl Castro de impulsar las reformas necesarias, no sólo económicas sino también políticas para permitir un relajamiento del embargo y, eventualmente, su cese? La represión sufrida por los opositores a comienzo del año no es una buena señal, aunque estuviera dirigida a los sectores más retrógrados del gobierno cubano.
3) La crisis de Venezuela y el futuro político del chavismo: tanto la situación económica, agravada por la baja pronunciada de los precios del petróleo, como la política se están deteriorando de manera acelerada. El gobierno de Nicolás Maduro debe afrontar una serie de reformas profundas, pero hasta ahora no se han visto movimientos claros en esa dirección. En un año con unas elecciones parlamentarias cruciales, la gobernabilidad del país y el futuro del chavismo como movimiento político estarán en juego.
4) El proceso de paz en Colombia: tras el secuestro y posterior liberación del general Alzate todo indica que las negociaciones que se mantienen en La Habana entre el gobierno colombiano y las FARC podrían acelerarse. El deseo del presidente Santos es cerrar un acuerdo a lo largo de este año. Y si bien los estímulos para lograrlo son altos, también lo son los obstáculos existentes que afectan a ambas partes.
Es indudable que un cierre positivo de las negociaciones sería de una gran importancia para el país, pero también lo es que la opinión pública, como muestran de forma repetida todas las encuestas, no estaría dispuesta a aceptar cualquier cosa. De ahí las limitaciones gubernamentales a la hora de hacer concesiones al principal grupo guerrillero que sigue operando en el país.
5) Las elecciones presidenciales en Argentina: en octubre próximo se celebrará la primera vuelta de unos comicios decisivos para conocer el futuro del proyecto kirchnerista. De momento todas las opciones están abiertas, comenzando por un no imposible triunfo del candidato oficialista Daniel Scioli, en el caso de que Cristina Fernández finalmente decidiera apoyarlo. Si bien es verdad que con las actuales candidaturas las pulsiones más autoritarias y populistas del kirchnerismo se atenuarían, no sería lo mismo para el futuro democrático del país contar con un nuevo presidente peronista que con uno no peronista.
6) México y las reformas del presidente Peña Nieto: cuando todo parecía indicar que 2015 sería el año triunfal de Enrique Peña Nieto, la masacre de 43 normalistas en Iguala puso al país patas arriba. Inclusive muchos apostaron por un fuerte incremento de la inestabilidad política y el fracaso del gobierno del PRI. Con el comienzo del nuevo año parece que el presidente ha recobrado parte de la iniciativa perdida. Por eso, las elecciones de julio próximo (diputados, gobernadores y un sinnúmero de cargos locales, con cerca de 2.100 cargos en juego) serán vitales para conocer el rumbo que siga el país y el futuro de las reformas.
7) Brasil y el segundo gobierno de Dilma Rousseff: el pasado 1º de enero la actual presidente comenzó su segundo mandato, en una coyuntura que exige del gobierno medidas duras y contundentes. Pese a la amplia coalición política que respalda al Ejecutivo en manos del PT los peajes que exigirán los diputados y senadores oficialista no serán fáciles de pagar.
A esto se suma el papel que quiera jugar Lula da Silva, interesado en volver al palacio de Planalto dentro de cuatro años. ¿Serán capaces Dilma Rousseff y su ministro de Economía Joaquim Levy de impulsar las reformas que el país requiere para volver al crecimiento fuerte y sostenido de años anteriores? Uno de los principales problemas es que esto implica la apertura de Brasil y una mayor inserción con el mundo globalizado, algo complicado en el entorno político actual.
La agenda política y económica de América Latina en el año que acaba de comenzar tiene una gran abundancia de temas, muchos tanto o más importantes que los siete aquí mencionados. Como toda selección ésta es arbitraria y deja de lado cuestiones como el porvenir de las reformas impulsadas por la Nueva Mayoría de Michelle Bachelet, las elecciones presidenciales en Guatemala, un país bajo la amenaza constante del narcotráfico o el futuro de la integración regional y de algunas de sus instituciones, como Mercosur, la CELAC o la Alianza del Pacífico. Todas, incluso las no mencionadas tendrán gran interés y seguimiento informativo y de muchas de ellas, con seguridad, me ocuparé a lo largo de 2015.
Carlos Malamud es investigador principal del América Latina del Real Instituto Elcano | @CarlosMalamud